Friday, December 30, 2011

LA POLITICA DE MIXTEPEC

El motor que mueve la política es de acuerdo a diversos autores, la envidia. Este pecado capital es una fuerza negativa que se traduce como el dolor por el bien ajeno. Se envidia lo que no se tiene, lo que se carece. Surge como una mandrágora, desde los primeros años de la existencia.

La política es una actividad humana, son los hombres y las mujeres los que la practican como un instrumento, diría Maquiavelo, para conseguir, ejercer y mantener el poder. Muchas cosas que suceden en ese campo de la actividad humana, sólo se explican a partir de comprender la existencia de la envidia.

Cuando este sentimiento es exacerbado, la política se convierte en algo negativo. Ya no es una actividad noble que busca el bien común, el desarrollo de la comunidad y la conquista de las aspiraciones del pueblo. Es sólo un modus vivendi, carente de principios y valores, una manera de satisfacer las ambiciones y las necesidades propias y la necesidad mayor que sufre el envidioso es la necesidad de ser mirado y aceptado.

Cuando una persona buscar la mirada de los demás es capaz de las mayores atrocidades. Es capaz de mentir, de calumniar, de difamar. Busca enemigos por todas partes, pues prefiere ser odiado a ignorado.

El envidioso no puede reconocer en los demás ninguna virtud. El es el más inteligente, el más astuto, el más capaz. Nadie tiene derecho a invadir su territorio, a persuadir a sus adeptos, a dar a su “gente”, a no ser a través suyo.

El envidioso no respeta la dignidad de las personas, mucho menos de sus seguidores. Exige fidelidad absoluta, lealtad incondicional, y no está dispuesto a compartir nada. Acumula riquezas de manera compulsiva, no siempre de manera honesta o legítima y siempre está insatisfecho, pues su carencia es muy profunda.

El sentimiento que acompaña a la envidia es el rencor. Rencor contra todo aquello que brilla, contra todo aquello que lo confronta y exhibe en sus limitadas proporciones.

Cuando veo la disputa descarnada por la postulación a cargos de representación como la que se está dando en estos momentos en los distintos partidos políticos, no dejo de observar en muchos de ellos , la presencia de este mal.

Cuando los escucho descalificar a sus adversarios, hablar mal de ellos, descalificarlos con o sin argumentos ciertos, como una manera de presentarse ellos como la mejor opción, no puedo dejar de pensar cuáles son sus verdadera motivaciones, cuales los vacíos existenciales que necesitan llenar con el halago, cuanta es su envidia de lo que los demás tienen, cuanto su dolor por no ser mirados.

Habrá otros que si tienen proyectos, una intención verdadera de servir a los demás, una vocación genuina por la política porque en ella encuentran un espacio de solución de los conflictos y para resolver los problemas, pero la verdad creo son los menos, y también creo que son los que al final no serán los postulados.
pero la política así

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